lunes, 8 de octubre de 2007

La navaja (Madrid, febrero de 2004)

Dicen los que saben del cerebro y la mente, o al menos me dijeron una vez que dicen, que la consciencia, ese fenómeno que nos permite darnos cuenta de nuestra propio vivir, se da en un punto de equilibro delicado, justo entre la locura caótica y el automatismo maquinista. Esa idea fue la que inspiró este relato, una tarde de invierno aparcado en un parque. Supongo que la tarde era gris, e incluso lluviosa, aunque feliz sin duda, y todo ello ayudó a describir lo que no tiene colores, ni formas ni sonidos. Por cierto, gracias a "I never promised you a rose garden", por haberse dejado leer una vez.

La batalla eterna entre Locura y Razón se lucha en los espacios infinitesimales de cada mente. Todos los Sardnevs del mundo viven en la ausencia de vencedor.

No hay comentarios: