jueves, 4 de octubre de 2007

Me quedo con tus ojos (Varsovia, marzo 2003)

Siempre pensé que había un único inconveniente en el viajar: tener que hacer el equipaje. Hasta que me descubrí en una ocasión con una carga de melancolía mayor de lo habitual a todo fin de viaje. Y después, cada vez que regresaba de algún lugar, esa carga iba aumentando, poco a poco, pero sin parecer con intención ninguna de detenerse. Eso sí que es un inconveniente. Supongo que en el fondo de esto va este pequeño texto, que no llega ni a relato, de la sensación de dejar atrás un mundo entero, aunque sólo hayas estado unos días en él. Y de la encarnación de ese mundo en una mujer.

Los ojos de una mujer, y sobre todo la mirada que ellos materializan, es la entrada a un abismo que recoge el universo entero. Y siempre es difícil dejar atrás un universo.

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